Somos
comunistas, y por tanto basamos nuestro pensamiento en el socialismo
científico, con base en el materialismo dialéctico y el materialismo
histórico.
“Las tesis teóricas de los comunistas no se basan en modo alguno en ideas y principios inventados o descubiertos por tal o cual reformador del mundo.No son sino la expresión de conjunto de las condiciones reales de una lucha de clases existente, de un movimiento histórico que se está desarrollando ante nuestros ojos.” (El Manifiesto Comunista, II Proletarios y Comunistas. F. Engels y K. Marx)
Hoy en día, muchos colectivos y militantes honestos hacen
referencia a la etiqueta marxista-leninista como contenedora del genuino
espíritu revolucionario. Nosotros nos desmarcamos de la misma, ¿por
qué?. ¿Significa esto que no pensemos que Marx y Lenin son dos pilares
básicos del movimiento comunista? Sería falso que alguien dijera tal
cosa, lo son, tanto por sus obras como por los procesos en los que
tomaron parte. Lo que estamos es totalmente en contra del
encasillamiento y la momificación del pensamiento de estas personas. El
marxismo-leninismo no nació con Lenin, nació tras su muerte. Los que
momificaron su cuerpo momificaron también su pensamiento bajo este
nombre.
Por otro lado, las personas cambian, no es igual Lenin en
1905 que en 1917, no defendían lo mismo, evolucionaron en su
pensamiento, con Marx pasa exactamente lo mismo. Nosotros nos declaramos
únicamente fieles a las ideas, no a las personas. Estamos en contra de
su elevación como dioses, por eso nos alejamos de los “personal-ismos”,
somos comunistas, y nada más.
Tampoco somos trotskystas, no queremos elevar a Trotsky al
nivel de oráculo infalible, y en ese sentido también nos desmarcamos de
algunas corrientes reformistas que defienden la democracia en su sentido
burgués, separada de la lucha de clases, como algo ajeno a la misma, y
alaban al viejo revolucionario. Ese no es el Trotsky que nosotros
conocemos a través de sus escritos.
Abogamos por la superación del capitalismo. Éste jugó un
papel altamente progresista respecto del feudalismo, el desarrollo de
las fuerzas productivas ha sido brutal desde que la burguesía tomó el
poder. Pero ahora juega un papel enormemente reaccionario, cierra
fábricas porque no puede vender todo lo que produce, somos demasiado
ricos, y por ello pasamos estrecheces. Esto, desde un punto de vista
racional es tremendamente estúpido, por ello creemos en la superación de
este modelo de sociedad y en la construcción de la sociedad comunista.
Hablar de anticapitalismo también sería un error, el capitalismo ha
tenido su papel en la historia, ha preparado el terreno, las condiciones
materiales para la realización de una sociedad igualitaria, ha cavado
su propia tumba, y no podemos renegar del papel histórico que ha jugado.
Superación del capitalismo, no anticapitalismo.
La necesidad de un partido
Los intereses de los trabajadores y los de los empresarios
son opuestos, antagónicos, no pueden conciliarse, por eso, los elementos
más conscientes de cada clase social se organizan en la defensa de los
mismos. Y eso mismo es la vanguardia, la organización de los miembros
más conscientes y experimentados de la clase trabajadora. Al igual que
los empresarios forman sus organizaciones en defensa de sus intereses,
como la CEOE o diferentes lobbys de presión, nosotros, en defensa de
nuestros intereses, debemos hacer lo mismo.
Y es precisamente por eso, porque se trata de una lucha
entre intereses de clase, entre los intereses antagónicos de dos grupos
sociales, es necesario organizar a esos grupos en esa lucha. Los Rambos
no existen, un sólo hombre, aunque puede ser determinante en un momento
histórico concreto, no puede cambiar él solo el curso de la historia.
Todo Rambo necesita su ejército, y precisamente eso es lo que intentamos
reconstruir, una organización que esté en disposición de mirar de tú a
tú a la burguesía y plantearle abiertamente la cuestión del poder, de si
quienes mandan en las fábricas son ellos o sus trabajadores.
El partido, esa organización de los elementos más
conscientes de la clase trabajadora, debe ser una escuela, donde se
estudie el sistema capitalista, se debata la alternativa y se formen
cuadros con autonomía. Estos deben ser capaces de pensar por sí mismos,
tomar decisiones e intervenir en el movimiento vivo de la clase
trabajadora, y esta idea, que nosotros sepamos, no la plantea
consecuentemente ninguna otra organización. Sólo así, si conseguimos una
organización de esas características, podremos aspirar a nuestro fin, a
la transformación revolucionaria de la sociedad. La situación actual de
la clase trabajadora no es sino reflejo de la crisis y la
descomposición histórica que vive su dirección, que se vio acelerada con
el colapso de la URSS.
Es necesario reconstruir un partido comunista sano, y eso no
puede hacerse sin acabar con las ideas que han llevado a la debacle a
estas organizaciones. La socialdemocracia al PSOE y el stalinismo al
PCE, que le llevaron a darse el abrazo del oso con la burguesía y no
solo aquí, también en Francia y en otros países. Le llevaron a hablar de
unidad con una pretendida “burguesía progresista antifascista”, que se
tradujo incluso en devolver a sus propietarios burgueses tierras y
fábricas que habían sido ocupadas por campesinos y trabajadores, y es
que su política no ha sido más que otra cara del reformismo. No hay
revolución socialista sin acabar con el reformismo en el seno del
movimiento obrero.
Nuestra participación en la socialdemocracia como frente de masas:
Hay dos razones principales para ello:
-Es un hecho comprobado, que a lo largo de la historia las
masas cuando han visto la necesidad de participar en política en primer
lugar se han expresado a través de sus organizaciones tradicionales de
clase. Las masas no van a venir a donde unos grupos aislados de
comunistas a escuchar lo que tengamos que decirles, irán a lo que
conocen, a lo que han visto como suyo durante muchos años, y sólo tras
pasar por la experiencia estéril de la socialdemocracia y tener una
alternativa que realmente defienda sus intereses de clase cambiarán de
opinión, por eso debemos estar ahí, combatiendo las posturas
reformistas.
Es necesario que se desengañen de las ideas
socialdemócratas, lo más fácil es decir que las cosas se arreglan
votando, que con protestar pacíficamente en la calle y con pequeñas
conquistas económicas se pueden solucionar sus problemas. No, y mil
veces no. Pero ese camino, el camino de la reforma en oposición al
camino de la revolución es más fácil, y hasta que los trabajadores no se
convenzan en su propia experiencia de que no hay reforma posible que
solucione sus problemas las organizaciones socialdemócratas gozarán de
gran apoyo. Estas posturas políticas deben ser combatidas en el terreno
político, no desde blogs o detrás de un teclado, sino en la calle, y en
las tribunas a las que los trabajadores miran.
Se habla de combate, pero éste no debe ser entendido como
ataques personales o descalificaciones infantiles, como vemos en muchas
ocasiones por parte de los autonombrados “guardianes del Leninismo” a
cualquiera que se aleja de su ortodoxia. La socialdemocracia puede y
debe ser combatida en un debate amistoso, compañero, en base a las ideas
y no en base a las descalificaciones, pues hay muchos militantes
sinceros, mucha gente que cree que así va a arreglar las cosas. Explicar
pacientemente hasta que los obreros en base a su propia experiencia
hagan suyo el ideal revolucionario de los comunistas. Si somos capaces
de llevarlo a cabo así, y creemos que es perfectamente posible, no sólo
ganaremos a los mejores militantes del movimiento vivo de la clase, sino
que el resto nos verá con respeto y no como a una secta de iluminados.
Resumiendo; participación, trabajo de calle en el día a día,
explicar pacientemente, construir y ganarse el derecho a que te
escuchen, ser ejemplo de militancia, compromiso y sacrificio, y seguir
explicando pacientemente. Aunque al principio creamos que no calan las
ideas revolucionarias la fuerza de los acontecimientos nos dará la
razón.
-Las
luchas económicas que emprende el proletariado en un momento dado no
adquieren un cariz revolucionario por sí solas, para desarrollar la
conciencia y la consciencia de clase son muy necesarias las consignas
transicionales. ¿Y qué es eso? Así lo explica Trotsky en El Programa de Transición:
“La tarea estratégica del próximo período -período pre-revolucionario de agitación , propaganda y organización- consiste en superar la contradicción entre la madurez de las condiciones objetivas de la revolución y la falta de madurez del proletariado y de su vanguardia (confusión y descorazonamiento de la vieja dirección, falta de experiencia de la joven). Es preciso ayudar a la masa, en el proceso de la lucha, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución socialista. Este puente debe consistir en un sistema de reivindicaciones transitorias, partiendo de las condiciones actuales y de la conciencia actual de amplias capas de la clase obrera a una sola y misma conclusión: la conquista del poder por el proletariado.”(El Programa de Transición, León Trotsky. Ed:Centro de estudios marxistas Carlos Marx. México 2010)
Las masas, mediante las luchas por mejoras inmediatas, o
como en el periodo en el que nos encontramos actualmente, en la lucha
por el mantenimiento de sus condiciones vigentes, no extrae
automáticamente conclusiones que le lleven a la revolución proletaria, a
la superación del capitalismo. Es necesario forjar la conciencia
revolucionaria de la clase trabajadora. ¿Y eso cómo se hace? Mediante
las consignas transicionales. Lanzar la consigna, como solución ante el
desempleo masivo, del reparto del trabajo, choca directamente con los
intereses del capital. Es una medida que puede parecer muy razonable,
pero inaplicable si no se superan los límites de propiedad privada que
impone el capitalismo. Esto sólo puede llevar al trabajador que comparte
esa idea, la del reparto del trabajo, a la conclusión de que únicamente
mediante la superación del capitalismo y la implantación de un régimen
que responda a sus intereses puede haber una solución a sus problemas.
Por eso es necesario que estemos en estas organizaciones, no
sólo combatiendo las ideas reformistas, sino también que sirvan a las
ideas y a las consignas revolucionarias como medio a través del cual
expresarse, y aunque no representen a la línea oficial de dichas
organizaciones, nuestras consignas sí pueden y deben tener un eco entre
quienes simpatizan con ellas. Enlazando también con la lucha por las
conquistas inmediatas, consideramos indispensable participar en esa
lucha, no vamos a dejar a los socialdemócratas el monopolio de las
luchas inmediatas. Para que en esa lucha se oigan las consignas
correctas, creemos necesario difundirlas a través de unas siglas
reconocidas por los trabajadores, y por eso trabajamos ahí.
Nuestra afiliación internacional
Las revoluciones no se dan por generación espontánea, los
trabajadores, y toda la sociedad en general, se guían por la máxima de
más vale malo conocido que bueno por conocer, esto es, mientras esa
gente tenga garantizado, aunque sea bajo grandes sacrificios, un nivel
mínimo de vida preferirán estarse quietos a arriesgar esa posición
relativamente cómoda. Las condiciones económicas no lo son todo a la
hora de determinar la conciencia de clase en el seno de la clase
trabajadora, pero si uno de los condicionantes principales.
Desde hace aproximadamente un siglo el mercado es mundial, esto es, casi al unísono trabajadores de Europa, Asia, América... sufren y viven los altibajos del sistema capitalista. A modo de ejemplo, en la Europa de hoy en día, hemos visto aumentar en todos los países lo que la burguesía llama el "conflicto social", que no es otra cosa que el recrudecimiento de la lucha de clases, desde Grecia a Alemania, pasando por Francia, Italia, el Estado Español, y todos los demás. Sería de utópicos o de estúpidos plantear que las condiciones para la transformación revolucionaria de la sociedad van a madurar al mismo tiempo en todos estos países, pero también lo sería analizar sus realidades particulares por separado.
Desde hace aproximadamente un siglo el mercado es mundial, esto es, casi al unísono trabajadores de Europa, Asia, América... sufren y viven los altibajos del sistema capitalista. A modo de ejemplo, en la Europa de hoy en día, hemos visto aumentar en todos los países lo que la burguesía llama el "conflicto social", que no es otra cosa que el recrudecimiento de la lucha de clases, desde Grecia a Alemania, pasando por Francia, Italia, el Estado Español, y todos los demás. Sería de utópicos o de estúpidos plantear que las condiciones para la transformación revolucionaria de la sociedad van a madurar al mismo tiempo en todos estos países, pero también lo sería analizar sus realidades particulares por separado.
Si miramos a la historia seremos testigos de épocas en las
que en el transcurso de unos pocos años se han sucedido situaciones
revolucionarias o prerrevolucionarias, terminaran en victorias o en
derrotas de la clase trabajadora. A modo de ejemplo, a la revolución
bolchevique en Rusia le siguieron la revolución en Alemania, en Hungría,
y aunque no tuvo esa dimensión, el trienio bolchevique en el Estado
Español. Y es que una revolución victoriosa como la de Octubre, puede
suponer un salto cualitativo en la conciencia de las masas en otros
países. Si analizamos otras situaciones revolucionarias o
prerrevolucionarias de los últimos cien años encontraremos un desarrollo
similar de los acontecimientos.
Recogemos el espíritu con el que se fundó la Tercera
Internacional, constituir un partido comunista a nivel mundial. Y es que
a fin de cuentas la línea política lo es todo, es lo que define en
última instancia el éxito o el fracaso de una organización y de la clase
trabajadora. El problema de la Tercera Internacional es que nació
demasiado tarde, y cuando nació, la gran mayoría de sus secciones eran
escisiones recientes de los partidos socialdemócratas. Ninguno de ellos
tenía la experiencia en la lucha política tanto hacia fuera como hacia
dentro que tenía el partido bolchevique. Por ello creemos indispensable
como primer paso hacia la revolución, para poder aprovechar esas
"oleadas revolucionarias", la existencia de un partido comunista a nivel
mundial, y por ello nos vinculamos a la CMI (Corriente Marxista
Internacional) como embrión de dicho partido (Lucha de Clases en el
estado español), ya que compartimos sus análisis políticos.
¿Por qué un partido comunista mundial y no un conglomerado
de partidos? Dado que la linea política correcta es una, es totalmente
necesario que sea discutida a todos los niveles. Es posible que
camaradas completamente sinceros caigan en desviaciones derechistas o
izquierdistas. La forma correcta de actuar en estos casos es la de
discutir en base a la teoría y de forma absolutamente compañera sobre la
línea política, presuponiendo además, que cualquier participante puede
tener razón o estar equivocado. Sería estéril formar parte de una
organización donde en un estado los camaradas lleven una política y en
otro, otros camaradas, una totalmente contradictoria. Eso no sería más
que la unión por la unión, y sería no sólo inútil, sino
contraproducente.
Diferentes países se encuentran en diferente grado de
desarrollo capitalista, hay diferencias históricas y el nivel de
conciencia de la clase trabajadora no va a ser igual. Por tanto la
táctica no puede ser un calco de un país a otro, sí la estrategia a
nivel general, como tener claro que el proletariado es el único sujeto
revolucionarios, pero las consignas, etc. que se planteen no pueden ser
iguales en realidades y contextos distintos, al igual que tampoco se
trabaja de igual manera entre estudiantes y trabajadores en un mismo
país.
Para finalizar, y para remarcar la importancia que tiene
para nosotros la organización mundial de la clase trabajadora, no
debemos sino mostrarnos contrarios a los voceros que pregonan la
"victoria del socialismo en un solo país". ¿Es posible?, nada más lejos
de la realidad, uno de los puntos básicos de la teoría comunista es que
nada es invariable, que todo esta en constante cambio y evolución, hacia
delante o hacia atrás, pero nunca podrá mantenerse estático e
invariable en el tiempo. Por tanto, llegados al punto del aplastamiento
de la burguesía por parte del proletariado dentro de unas mismas
fronteras nacionales, no se podría avanzar en la extinción del estado
estando esa revolución rodeada de países capitalistas, y revolución que
se estanca y no avanza revolución que se muere, revolución que sólo
puede retroceder. Una revolución estancada, en última instancia es
devorada por el burocratismo y el arribismo, y esto no hace sino
reforzar nuestra convicción en la necesidad de un partido comunista que
abarque todo el planeta.